jueves, 7 de junio de 2012

TEORÍAS DE LA EXTINCIÓN


La teoría más comúnmente aceptada es la elaborada hace casi cuarenta años por el científico americano Paul Martin.  El responsable no habría sido otro que el Hormo sapiens. De hecho, tanto en América como en Australia las extinciones masivas de grandes mamíferos tuvieron lugar poco después de la llegada de los primeros humanos. En Australia, comenzaron hace unos 40.000 años, y en las Américas, hace unos 13.000. 
Según Martin, los animales de estos continentes eran absolutamente vulnerables a los seres humanos, ya que nunca habían interaccionado con ellos. Echad un vistazo al diario de cualquier explorador que dé con un hábitat natural donde nunca antes haya estado el hombre, por ejemplo el de Charles Darwin; en él cuenta su viaje a las islas Galápagos y en sus páginas comenta la falta de timidez de la vida salvaje. Aún hoy es un fenómeno observable en aquellas escasas partes del mundo en las que los animales no han conocido a los humanos como vecinos. De modo que, cuando los primeros seres humanos llegaron a aquellas tierras con sus armas de sílex, sus arcos y lanzas, los animales no tuvieron miedo. Más bien observarían llenos de curiosidad a aquellos simios peludos que caminaban sobre sus extremidades traseras. Incluso los leones, si no tenían demasiada hambre, se habrían echado a dormir, y los caballos habrían seguido, sin más, masticando hierba. En definitiva, eran presas fáciles para el hombre cazador-recolector provisto de sus afilados útiles. De esta forma, en menos de mil años, la mayor parte de la fauna habría sido exterminada, y muchas especies estarían a las puertas de la extinción. 
¿Porqué se extinguió la megafauna?: La extinción de estos grandes mamíferos es todavía incierta. Algunos expertos sostienen que se pudo deber a los cambios climáticos ocurridos a finales del pleistoceno que afectaron tanto a la flora y la fauna de las cuales éstos se alimentaban.  Otros expertos opinan que la cacería a que eran objeto  por grupos nómadas de cazadores los llevó a la  extinción.
Esta teoría también explica por qué en el norte de África, Europa y Asia especies muy similares, en cambio, sobrevivieron a la presencia del hombre. En estos lugares, los animales hablan evolucionado junto a las especies de homínido durante más de dos millones de años, y se habían acostumbrado a su sed de caza. La experiencia de sus ancestros les había provisto de un instinto muy desarrollado que les permitió sobrevivir evitando el contacto con los simios bípedos, bien huyendo, bien escondiéndose de ellos. Todo ello implica que las extinciones masivas de las que Australia y las Américas fueron testigos jamás tuvieron lugar en esas otras regiones del planeta. Por tanto, según esta hipótesis, en unos años, el Homo sapiens terminó con cerca de la mitad de las especies animales existentes y las condenó así al olvido. 

Esta teoría, conocida como la «matanza del Pleistoceno», ha sido revisada recientemente. No explica, por ejemplo, cómo ciertas especies que el hombre no suele consumir, tales como los perezosos, se extinguieron igualmente, mientras que otras que si eran cazadas con frecuencia consiguieron sobrevivir (pensemos en los bisontes). Asimismo, tampoco explica la razón por la que los castores, los osos o los propios bisontes redujeron ostensiblemente su tamaño.
La teoría más factible parece ser la que combina presencia de los seres humanos con el efecto del cambio climático. Cuando los primeros humanos llegaron a los continentes vírgenes de Australia y América, se dieron cuenta, en efecto, de que la fauna era presa fácil. Muchas de las principales especies de predadores, tales como leones, tigres y lobos, fueron aniquiladas por los cazadores-recolectores. Al mismo tiempo, las temperaturas se incrementaron, lo cual provocó el deshielo de los glaciares y el incremento del nivel del mar. Lo que en otro tiempo en América había sido un paisaje exuberante de árboles y pastos, se convirtió en áridas sabanas en el interior y bosques de coníferas en las proximidades de las costas. 
La desaparición de los carnívoros tuvo como consecuencia el incremento de las poblaciones de herbívoros (que hablan sido sus principales presas), caso de los bisontes, ciervos, perezosos, caballos y camellos. Su número creció tanto que la comida comenzó a escasear. Todo ello, en combinación con los cambios experimentados por la vegetación a causa del cambio climático, condujo a la catástrofe. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario